Ciudad de México.- El actual sexenio federal fue una «oportunidad perdida» para mejorar las condiciones de Petróleos Mexicanos (Pemex), empresa estatal cuyas finanzas presentan signos «muy preocupantes», aseguró Héctor Villarreal, profesor investigador de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tec de Monterrey.
«Fue un sexenio de una oportunidad perdida. Empezamos a ver signos muy preocupantes; está batallando mucho para refinanciar su deuda», dijo.
Pese a que el Gobierno federal le está cobrando una menor renta petrolera a la empresa y otros apoyos, su producción no ha crecido, afirmó el también exdirector general del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
«Pemex está más o menos a flote porque el precio de la mezcla está alta, pero si llegará a ocurrir en el siguiente sexenio un ajuste en el precio algo en el orden en el que la mezcla mexicana cayera unos 20 dólares, Pemex entra en quiebra técnica», advirtió durante su participación en el seminario «Un buen Gobierno para México».
Si bien, en caso de que esto ocurra, una quiebra de Pemex no llevaría a una crisis macroeconómica, sí representaría un problema «terriblemente incómodo», aseguró.
«Tenemos que discutir qué se hará con Pemex; su situación es preocupante», declaró.
Un segundo tema preocupante para las finanzas del país es el de pensiones contributivas y no contributivas, que el CIEP estima que en 2024 requerirán alrededor de 6.1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y podría seguir creciendo en el siguiente sexenio, apuntó.
Villarreal sostuvo que si no hay cambios fiscales en la siguiente Administración, este gasto seguirá absorbiendo recursos destinados a salud, educación, seguridad, inversión, entre otros rubros.
Consideró que el tercer problema que debe ser discutido es el gasto en salud, rubro en el que se está invirtiendo sólo 2.7 por ciento del PIB.
«Como se está paleando esto es con gasto privado, pero no es un gasto privado pensado para personas con altos recursos. Hay mucho gasto de bolsillo, hay mucho gasto catastrófico», lamentó.
Para funcionar en condiciones mínimas, el sector salud necesita un punto extra del PIB. Si eso no ocurre, alrededor de 30 millones o 40 millones de personas se encontrarán en una desatención brutal, agregó.